Bueno muchachos… lo que les vengo a decir, es que desde hace 5 minutos están todos en blanco.
- Bien Don Carlos!
- Ya mandamos a la AFIP los 8 que faltaban estar en blanco… así que a partir de ahora todo bien, todo legal. Ahora está más fácil, se puede pagar en cuotas. la verdad es que no lo habíamos hecho hasta hoy por que la cosa estaba brava y queríamos salvar el boliche, no?
- Bien Don Carlos, bien.
- Estamos contentos.
(Publicidad de la Agencia Federal de ingresos Públicos, 2009)
“Industricidio”, cierre de PYMES y micro PYMES. Cada vez más gente pierde el trabajo o conoce a alguien que quedó sin laburo. La incertidumbre que genera no saber cómo conseguir el dinero para bancar la casa o la familia, es más grande cuando el panorama es como el que se está viviendo hace un tiempo en el país. Desde la política, incluidas las cámaras patronales de todo tipo, se sale a reclamar medidas del gobierno para intentar parar los cierres, y desde algunos sindicatos, se piden medidas para frenar los despidos. Pero lo de apelar al concepto de “gran familia” es de una hipocresía que asombra.
Para dar un ejemplo, se puede hablar sobre la rama de la industria textil tan difundida en los medios. “Pro Tejer”, la fundación que agrupa a las principales empresas del sector, (en promedio tienen que facturar entre 60 y 100 millones de pesos al año para ser pequeñas) informó que “se perdieron más de 17.000 empleos registrados desde octubre de 2015, aunque esa cifra se eleva a 35.000 si se considera la pérdida de puestos de trabajo no registrados, principalmente en la confección.” Lo que significa que 18000 laburantes que llaman “empleados no registrados”, estaban en negro por decisión de los/as mismos/as empresarios/as que piden soluciones al Estado. Como padres de grandes familias, son bastante desconsiderados con sus hijos/as, los/as cuales deben laburar en condiciones de mierda en talleres clandestinos, fabricando ropa para marcas que nunca van a poder comprar en las tiendas de los shopping.
Desde el marxismo, el peronismo tradicional (el de siempre, fascista) y algún que otro movimiento más, siempre se tuvo la idea de fortalecer una burguesía próspera. Cada uno por razones distintas, pero todos necesitan patrones. Una de las más nefastas de las justificaciones para apoyar a los explotadores se llamó “teoría del derrame” (muy utilizada por el gobierno de Menem). Esa que dice que cuando la cosa funciona bien para los empresarios y cierta clase media, los beneficios rebalsan hasta llegar a los/as más pobres.
La teoría del derrame, tiene un mínimo muy alto. No es que se llenan un poco los bolsillos y caen las primeras gotas. El tema es mucho más obsceno, casi pornográfico. Porque el padre de esa “gran familia” se va a gastar el sueldo de un año de varios de “sus hijos” en unos días de vacaciones. O va a probar en los médanos de la costa atlántica una de las nuevas camionetas que valen el acumulado de 5 años de sueldos de algunos de esos “familiares”.
“La posibilidad de entrar y salir del mercado laboral hace a su esencia; es como comer y descomer”, dijo el hace poco tiempo renunciado secretario de empleo nacional y autor del proyecto de flexibilización laboral. Esta frase es sólo una manera de expresar lo que entiende este gobierno de cómo debería funcionar la relación Capital-Trabajo. La otra es la idea de ser “emprendedor/a”, una manera de fomentar el sálvese quien pueda. O sea, si tu patrón decidió “descomerte”, fíjate cómo te generás laburo si nadie quiere “comerte”. En última instancia se promueve el trabajo colaborativo, donde la idea sería comerse y descomerse entre varios.
Puede que generalizar no sea bueno, pero hay momentos en que no queda otra. Cuando hablamos de explotación, utilizamos la idea de lucha de clases (hay patrones y nosotros/as, cortita), y desde ahí decimos estar contra la explotación del hombre por el hombre.
Pararse de esta manera no quita entender que no todo es así de claro. Que siempre habrá un tipo que tiene un oficio y toma a una persona joven como aprendiz, o como lo quieran llamar, y mientras esta trabaja para él, comparte los conocimientos que en un momento le darán al/la aprendiz la oportunidad de laburar por cuenta propia. Desde el anarquismo siempre se vio esta relación y en algún momento se prefirió ese tipo de trabajo ante la aparición de las grandes fábricas, esto en parte es el justificativo de algunos para acusar al anarquismo de “pequeño burgués”. También desde el sindicalismo con finalidad anarquista, se dio prioridad para conseguir trabajo a quienes tenían familia, sin por eso dejar de estar contra la explotación.
Cuando hablamos de lo que cuesta vivir, o del mundo del trabajo asalariado y la explotación, no lo hacemos desde el ámbito académico. Somos laburantes. Nos preocupa todo el tiempo nuestra pequeña economía. Pero no podemos dejar de tener presente que un patrón es alguien que vive en gran parte del laburo del otro, y cuando a este le va mal, ajusta con los/as laburantes. Pero cuando le va bien, ajusta con los/as laburantes también. Mucho más cuando se habla de las PYMES (que no son los que alquilan un local para vender algo y toman 2 personas para que lo atiendan o el albañil con un par de peones)
Hasta que no logremos cambiar las cosas, vamos a seguir siendo explotados/as, eso está más que claro. Pero mientras tanto, no vamos a mover un dedo para pedirle al Estado (el garante de la explotación entre otras cosas) que salve a esa “gran familia”.