Habiendo pasado muy poco tiempo del inicio del mandato de Alberto Fernandez al frente del Estado argentino y estando en el receso estival (parece que en esta región cuando terminan las clases se paraliza casi todo hasta marzo… excepto los aumentos de tarifas), realizar un balance de gestión es cuando menos imprudente; eso se lo dejamos a la prensa tradicional, a favor y en contra, porque más allá de lo bueno o malo de la gestión de tal o cual gobierno, reiteramos nuestra postura contra toda forma de autoridad impuesta desde cargos, investidura, títulos nobiliarios (sí, Siglo XXI y todavía hay reyes en el planeta), todos concebidos y adquiridos por la fuerza y la destrucción ‘del otro’, el enemigo.
Ahora bien, esto no nos impide pensar lo que ha venido pasando y tratar de entender lo que puede llegar a pasar –pasarnos–, sin ninguna experticia más que nuestra observación, valoración y experiencia de lo que nos rodea. Y esto no es un proceso individual para nosotras/os, sino todo lo contrario; mientras más nutrido el intercambio, más amplio el espectro de ‘la realidad’ que percibimos. Históricamente el anarquismo ha buscado generar lugares de encuentro, discusión y crecimiento para proyectarse una/o misma/o y el conjunto hacia la revolución social y a la creación de un mundo mejor, basado en valores diferentes al actual. El ‘otro/a’ no es un enemigo/a, sino la posibilidad de proyectarse; de crecer. De ahí que, aunque a los golpes, obstinadamente seguimos (y seguiremos) generando espacios, abriendo ateneos y bibliotecas, y saludando a todas/os las/os que los abran, buscando, no la comodidad de una silla sino el encuentro.
¿Qué tendrá esto que ver con la coyuntura de la región argentina? Desde hace años que las/os políticas/os y sus operadores mediáticos, de ambos bandos, nos vienen bombardeando con la grieta, obligando a todo mundo a ubicarse de un lado o del otro. Ya hemos escrito acerca de esta división y los bandos que no son tanasí como se describen, pero como se ve que en la política garpa dividir, alimentan al monstruo para que crezca sin medir ninguna consecuencia. Chetos versus populares, republicanos versus autoritarios corruptos. El otro, el enemigo.
Si bien para nosotras/os, el Estado, el capital, ‘el burgués’ son el enemigo/a, y somos claros respecto de eso, en la grieta se confunden una señora bien que te manda a criar gallinas con un laburante que ni siquiera podría comprarlas pero que asiente con la cabeza (el cree que mandó a otros a criar esas gallinas), u otra señora bien que usa tapados de piel mientras juega a que se pelea con los poderosos con otro laburante que camina descamisado y pone el lomo en esa pelea (y cree que esa pelea es por él) . Lo importante es que esta división de las/os de abajo viene impulsada desde arriba, con generación de sentido por el uso de determinadas palabras, cambio de significado en otras y repetición hasta el hartazgo. Palabras que tienen un sentido específico, hoy se refuerzan o se nutren de otro valor. A lo largo de la prensa hablaremos de ellas y desarrollaremos más acerca de algunas, como la solidaridad.
Ejemplos de solidaridad hay de sobra en la historia y los seguirá habiendo, incluso en los momentos más complicados como cuando el que da la voz de mando señala a alguien de enemigo (aunque no lo sea) y se juega la vida en ello, como por caso, en 1921, en la isla de Kronstadt (en la incipiente Unión Soviética) los marinos renegaron de cualquier autoridad que no fuese la elegida por ellos mismos (por eso eran considerados maximalistas y no anarquistas), hecho que obviamente disgustó a los altos mandos del partido comunista. Por tal, se da la orden (Trotsky es quien la da según Paul Avrich) a los aviadores apostados en la base de Oranienbaum que bombardeen la isla. Estos se negaron rotundamente a masacrar a sus hermanos y por ello fueron fusilados por el ejército rojo. Bastante gráfico el ejemplo.
Podríamos mencionar también al pacto solidario de la FORA (detallado en la contratapa), herramienta fundamental para la defensa (y por qué no de inicio de la huelga general revolucionaria) de la clase trabajadora de principios del Siglo XX, y remarcar que no todos los ejemplos son épicos y de hace cien años; a cada momento vemos muestras de solidaridad en actos que parecen insignificantes y que se pierden en la vorágine del día a día… y de vivir al día.
Y hablando de solidaridad, luego de idas y vueltas, roscas varias y algún desplante a lo largo del mes diciembre, el 27 del mismo se publica en el Boletín Oficial la llamada LEY DE SOLIDARIDAD SOCIAL Y REACTIVACIÓN PRODUCTIVA EN EL MARCO DE LA EMERGENCIA PÚBLICA que por empezar cuenta con al menos una contradicción en el nombre: ley y solidaridad no van de la mano. Ojo, lejos de parecer el discurso del que tiene un mango más que el promedio (ese, el que nos manda a agarrar la pala), que se queja que no se puede ser solidario por ley, solo para no poner, tenemos nuestros motivos para decir más o menos lo mismo. Vamos a ellos.
La ley es redactada, reglamentada y puesta en práctica por personas investidas de un cargo, ya sean diputados/as, senadores, presidente con un supuesto saber superior (solo porque los eligieron a través del voto) mediante el cual nos dictan las normas y reglas con las que todos/as debemos vivir, cual un padre y una madre con sus hijos/as. Claramente la relación entre las partes no es de igual a igual, sino de arriba a abajo donde unos pocos deciden como debemos vivir millones y que, en el último de los casos, si se nos ocurre desobedecer esas leyes (aunque nunca se nos ocurrió obedecerlas), siempre está la policía o alguna fuerza de seguridad, para recordarnos amablementequien manda. La solidaridad, por su parte, es ejercida entre pares, entre quienes hacen causa común con los problemas de los demás, por eso tampoco negamos que a pesar que exista esta ley, haya mucha gente con buenas intenciones… que serán las buenas intenciones… lo importante es que el otro/a, ya no es el enemigo/a.
Volviendo a la ley, una de las cosas que más nos llama la atención es que, en nombre de la emergencia, se deja sin efecto la fórmula Pichetto para el cálculo de las jubilaciones (esa que se aprobó en 2017 a pesar de las 15 toneladas de piedras (¿?) y los presos) que en su momento les generó a los jubilados/as una perdida en el poder adquisitivo y una quita de un aumento correspondiente a un trimestre (magia), pero que prometía beneficiarlos a futuro. Del vamos hablarle del ‘futuro’ a una persona mayor es un poco tomarle el pelo y sobre todo en el contexto en el que fue desarrollada la fórmula. La idea era que esa cuenta acompañaba (mas o menos) a la inflación, pero fue realizada con una proyección a la baja de la inflación. Es decir, Cambiemos (quien estaba en el poder con la venia de parte del peronismo) ofrece esa fórmula porque pensaban, iban a garpar menos, nunca de más. Ahora, esto es Argentina y la inflación se fue por las nubes por lo que este año, debido a los casi 58 puntos, sin querer por parte de la dirigencia, no decimos que iban a nadar en la abundancia, pero al menos no iban a perder tanto. Vuelve el peronismo al poder, y en nombre de la emergencia y del desastre dejado por Macri (que es cierto y se usa) se suspende la fórmula de actualización y se da un monto fijo a todos los de la mínima por igual y que va descendiendo a menudo que lo percibido es mayor. El tema es que en esta región la jubilación mínima es de unos 14 mil pesos y la canasta básica de unos 38 mil, o sea que quien incluso cobra dos haberes mínimos está por debajo de la línea de la pobreza y no percibe el bono de 5 mil pesos sino menos. Obviamente que quien lo percibe tiene un aliciente económico (todos vimos a la doña en la tele que dijo que volvía a comer milanesas), y se empieza por los que menos tienen y todo el verso, el tema es que el que laburó toda la vida y cobra veinte lucas es tratado como si no estuviese en el fondo del tarro. Ahí piden tiempo los voceros de la nueva gestión (los/as que laburan de eso y los que lo hacen por amor a la camiseta), y que en marzo o en 180 días (ya no quieren ni mencionar al segundo semestre) habrá una nueva fórmula. Otra vez el futuro, y después, y paciencia, pedidos a quien no sabe si los tiene.
Los más variados argumentos se destilan para justificar el incumplimiento de sus propias reglas de juego que se cambian según la necesidad: que simplemente no hay guita para pagar los aumentos por culpa del presidente anterior, que le echaba la culpa al anterior, que le echaba la culpa al anterior… y así sucesivamente hasta que pasamos a que el sistema es inviable porque aporta poca gente y cobran muchos, hay gente que entró por moratoria y nunca aportó ( lo que no es del todo cierto porque uno de los principales aportes a la caja proviene del IVA y hasta el más vago de los vagos cuando se compra un vino, aporta), los infinitos planes sociales, y miserias varias. Como salida a esas problemáticas, grandes pensadores modernos nos ofrecen viejas respuestas que ya no funcionaron y vuelve el fantasma de las AFJP (cajas privadas de jubilación que terminaron por estafar a todos los aportantes) para regularizar todo, subir la edad jubilatoria (y encima la expectativa de vida es más alta por lo que los viejos resisten y siguen cobrando complicando al capitalismo) o aumentar los aportes de los trabajadores en actividad. Qué raro… ninguno menciona que a través de la historia y por distintos chamuyos los aportes patronales han sido bajados o suspendidos (“solidariamente”) y nunca retornado a su nivel anterior; tampoco que un tipo que se dedica a la política accede a un régimen especial con muy poco aporte (para dar un ejemplo, Macri se jubiló con un haber de 316 mil pesos por 4 años de ¿aporte?) o los del sistema judicial, algo parecido; lo que es seguro es que la plata está y que el tema es la decisión de cómo gastarla, por lo que podríamos pensar, si fuésemos mal pensados, que es a propósito.
Lo que nos queda claro es que por más fórmula nueva, indexación o bonos de colores, nunca se vuelve para atrás y se paga lo que corresponde a menos que el jubilado haga juicio y no se muera antes, demostrando que otra vez se meten con quien no se puede defender, con quien no tiene ninguna herramienta de presión y lo hacen con un tono paternalista de ‘los vamos a cuidar’. A alguien podría venirle a la cabeza la imagen del patrón de estancia que sube o baja el salario a su antojo y se jacta de su bondad pidiendo el agradecimiento del peón. El abuso es consumado en un ‘es por el bien de todos/as’. Lejos de un gesto solidario, la democracia funciona.
En este comienzo de año, la inflación sigue sin ceder sobre todo en el rubro alimentos, que es el que más incide en los sectores de bajos recursos siendo la carne y los lácteos los que más aumentan, pero lo más llamativo es el aumento en la harina. Con el dólar ‘pisado’, habría que preguntarle a las grandes cerealeras el porqué del aumento que obviamente llegará a las góndolas y a complicarnos la vida, sobre todo ahora que se conocen los casos de Vicentin y Molinos Cañuelas (y los que no se deben conocer por ser amigos de turno) que parece entran en concurso de acreedores por no pagar sus deudas con la banca pública (acá nos referimos a unos cuantos miles de millones de pesos), la misma que está a punto de entrar en default. También a las PyMes que preventivamente aumentan sus precios aunque todos las queremos salvar porque son el motor del país. El capitalismo, como se ve, no es muy solidario que digamos.
Otra novela del verano (y de siempre en la región) es el pago de la deuda externa, que como todos sabemos es una estafa mire desde donde se la mire; que los bonistas, que la provincia, que el default, que fue Vidal, que fue Scioli, nos van a tener entretenidos durante al menos unos meses que son los que dure la paciencia para comenzar a ver mejoras, mientras el peronismo anti-imperialista juega a los soldaditos con los marines norteamericanos, en primer lugar, reflotando (la primer versión fue en 2010) lo que se llama Operación Gringo-Gaucho, aprobada por diputados (sin grieta alguna salvo los dos votos en contra de la izquierda) el 30 de enero de este año y que misteriosamente ningún medio abordó y C5N no le atribuyó a la derecha porque… habrá que ver que dice Página 12. ¡Que muestra de solidaridad con los yankees!.
Por su parte, el flamante gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, ha terminado la saga local, después de infinidad de idas y vueltas, y ha pagado a los acreedores como anticiparon y les prometieron en campaña. En este gesto de ‘solidaridad’ con los tenedores de bonos, se ve que la gastaron toda… a la solidaridad nos referimos, porque a las pocas horas de haber girado el pago, se informaba a los docentes que el último aumento del año pasado debido a la cláusula gatillo se difería al mes de marzo. Hay que seguir poniendo el hombro parece. ¿No Baradel?
Se dice en los pasillos del poder que lo de Axel fue una prueba, un experimento (¿habrá sido un juego?) para luego ir a la negociación de la Nación porque de la pericia de esta depende el plan económico del gobierno quien anticipó que no lo develará hasta que culmine esta, claramente para ver que logra y que puede hacer después, pero que es precisamente lo que los acreedores reclaman para saber si aceptan o no las nuevas propuestas de reperfilamiento. Rosca.
Jubilados/as, laburantes, desocupados/as, oprimidos/as, explotados/as, excluidos/as siempre ninguneados/as y bastardeados/as en nombre de la democracia, el bien común, la seguridad social y la mar en coche, y ahora, sumando una nueva palabra al bolaceo, en nombre de la solidaridad. Pero la solidaridad es entre iguales, entre nosotros/as, nunca con el amo. La solidaridad se ejerce y se ejecuta con los pares, donde se hace carne, se concreta. La solidaridad no es solo una palabra escrita.