El Estado presente. Grupos de Operaciones Especiales, Infantería y Gendarmería llegan al barrio y lo cierran. Sierra Bravo, (Sergio Berni) coordina la acción; usará trajes blancos o amarillos dependiendo el día, llegará de sorpresa en su moto BMW y atenderá con voz firme y clara a la prensa (con catering incluido). El barrio (ahora se dice barrio) estará cerrado al menos 14 días. Después de los reclamos por la falta de lo básico para enfrentar la pandemia, y las sospechas de varios infectados, el Gobierno Provincial, con el acuerdo de los intendentes y de Nación, responde. Se podría haber hecho de otra forma, seguro. Quizá hasta la misma idea de aislar una villa entera, si fuera necesario, se podía hacer con agentes de tránsito, y la comida podría distribuirla Defensa Civil (por ejemplo) pero se prefirió las armas largas, Gendarmería y el Ejército. Bastante claro respecto a que entiende el gobierno por cuidados y por si algún habitante no quería dejar el cuidado de su familia en manos de la gorra. La misma policía que en abril reprimió a laburantes de un frigorífico de Quilmes, la Gendarmería que se aburrió de pegarle o hacer inteligencia a organizaciones sociales (algunas de las victimas hoy son gobierno. Cosas de la vida) y una nueva movida para meter el Ejército en las calles que viene de hace varios años atrás. La política discutirá entre la idea de “ghetto” y la “policía de cuidados” divididos en dos bandos igual de miserables y con la facilidad de cambiar de rol dependiendo si ejercen, o no, el gobierno.
El discurso del Estado presente se cae a pedazos cuando se analiza un poco. El Estado está presente por acción u omisión en cualquier villa del país. Que el narco se mueva con seguridad, que no lleguen los servicios básicos, es responsabilidad directa del Estado, una decisión de gobierno. Asumir que la villa es un ghetto y controlar sus accesos es uno de los tantos roles que tiene el Estado. La cuestión sanitaria, y el resultado del operativo, se analizarán dentro de un tiempo y con estadísticas, no con nombres propios y seguramente con guerritas políticas de números y confirmaciones.
Hace un año escribíamos sobre la masacre de San Miguel del Monte, donde policías bonaerenses causaron la muerte de cuatro jóvenes. Es difícil no caer en lugares comunes, y no decir que es lo de siempre, pero justo al cumplirse el año, se encuentra el cuerpo de un hombre de 31 años asesinado por la policía tucumana y arrojado a varios kilómetros de donde ocurrieron los hechos. Esto no impidió que el presidente viaje a saludar y apoyar a su amigo el gobernador Manzur. El poder político que manejaba a la policía de Buenos Aires y el que maneja a la de Tucumán, se suponen antagónicos. Pero como ya hemos dicho, la gorra no es parte de la grieta. La brutalidad policial no es producto de la pandemia. Las noticias sobre torturas, asesinatos y represión pueden cambiar de lugar (ayer San Luis, hoy Chaco, etc) y de fechas, pero es sólo reemplazar lugares nombres y fechas.
Los ejemplos abundan, es cuestión de mirar un poco cómo reacciona el Estado con la comunidad mapuche en Villa Mascardi y cómo reaccionó bajo la anterior administración. Como mucho, hay cambios en el discurso pudiendo ser terrorista o minoría discriminada, pero a la hora de actuar, la violencia estatal es la misma y no hablamos de los últimos gobiernos, sino del Estado.
El tema de los Penales, de los presos (o los delincuentes, o la gente en situación de encierro, depende el palo) es una muestra mas de que nada ha cambiado.
La sobre población en los Penales es casi tan antigua como la idea misma de las cárceles. El concepto de venganza no lo blanquea del todo ninguno de los actores políticos y parte de la población, pero se cae de maduro. Simplemente se hace política con la situación, contra el gobierno, contra la oposición, cada uno con sus voceros, actores y medios de prensa. Los motines estallan por lo mismo de siempre. El encierro.
Nada nuevo bajo el sol. La policía de la “dictadura macrista”, que reprimió cada manifestación, que mató pibes en los barrios, que manejó el narco, y garantizó que todo siga igual, es la misma y actúa de la misma forma que la policía de esta “infectadura”. Ambos gobiernos democráticos, ambos con el ejercicio del monopolio de la fuerza.
En las sombras, todo sigue igual
Terminar con los sótanos de la democracia, dijo el presidente Fernández al hablar en el Congreso. Se refería principalmente a terminar con los “gastos reservados”, y cuando se patea un hormiguero, siempre pasa lo mismo.
La AFI, antes llamada SI y antes SIDE siempre fue una herramienta problemática para quien ejerce el poder político. Desde su creación en 1946 (CIDE) durante el gobierno de Perón y su primera misión famosa de rescate de criminales nazis, es un arma de doble filo, pero demasiado tentadora.
Por un lado, les provee de datos para la puja política con información de opositores, aliados, jueces y empresarios importantes, pero a la vez, les demuestra que también hay carpetas con su nombre. La “casa”, brinda servicios al gobierno de turno, pero tiene sus negocios y dinámicas propias.
Por esto no debe resultar raro una nueva aparición de listados de gente espiada por el anterior gobierno. Listado que va desde opositores políticos, pasando por periodistas, organizaciones sociales y hasta sus propios aliados. Vuelan nombres para todos lados, con información “encontrada por casualidad” que difícilmente uno llegue a entender a quién beneficia o perjudica. Como en tantas otras cuestiones, cada cual puede elegir a que periodista mirar para reafirmar que el gobierno anterior fue nefasto o que este es el peor de la historia. Algo es innegable, con cada cambio de gestión, aparecen los mismos tipos de listas.
Mientras esto pasa, Gendarmería seguirá infiltrando organizaciones como lo realizó en el conflicto minero en Neuquén, con informes presentados hasta finales de abril de este año como mínimo, cuando el hecho se hizo público. Podría darse la casualidad que alguno de estos servicios de Gendarmería sean los mismos que elaboraban informes sobre la familia de Santiago Maldonado al anterior gobierno.