Casi de refilón y silbando bajito se anunció, oficialmente, el porcentaje inflacionario del primer mes de 2022. Y para no perder la costumbre con períodos (y años) precedentes, el número final rozó los 4 puntos (3,9% para ser exactos). De esta manera, y pese a los augurios proyectados para el año que recién comienza, donde la meta oficial se prevé en el 33% interanual, todo parece indicar que la tónica será la misma, o muy parecida al 2021 donde, sumados todos los meses, se llegó a un acumulado de 50,9% según los datos oficiales del INDEC.
Para los astrólogos de la economía (oficiales u opositores) la perspectiva multicausal es el argumento para justificar o explicar la crisis endémica que muestra la economía argentina desde hace décadas, sin importar el color político. También en las recetas, aunque con matices, concuerdan ya que generalmente el cinturón se ajusta siempre sobre los mismos. Pero esto podría (y debería) ser parte de un análisis más profundo respecto al paradigma capitalista. (Esperamos retomarlo en notas por venir).
Volviendo al tema de la inflación, es evidente que los acuerdos de precios pactados entre el gobierno nacional y la industria alimenticia de nada sirvieron, sino no se entiende porque desde el oficialismo peronista ahora se habla de crear una Empresa Nacional de alimentos, donde el Estado sería el garante de controlar los precios, contraponiendo a “lo privado” una respuesta “pública, nacional y popular”. No hay que ser muy analítico para saber cómo terminan estos experimentos.
Lo que está claro es que los números inflacionarios son por demás elocuentes. Como dijimos más arriba, el acumulado interanual de 2021 fue del 50,9%, ubicando al año que se fue como el segundo registro más alto de los últimos 30 años, sólo superado por el 53,8% alcanzado en 2019. Pero no todo empieza y termina en 2019, ya que, si hacemos un pequeño conteo hacia atrás, los porcentajes son parecidos: 2012 (25,6%), 2013 (28%), 2014 (37.9%), 2015 (27%), 2016 (38.8%), 2017 (24.8%), 2018 (47,6%), 2020 (36,1%). Y lo paradigmático del año que comienza es que será un período signado por el acuerdo con el FMI para el pago de la deuda de 44000 millones de dólares. El contexto general seguirá siendo sombrío, de eso no hay dudas
Con estos números no hay bolsillo que resista porque el poder adquisitivo se hace agua mes a mes. Y pese al sin fin de explicaciones y “vueltas de tuerca”, los índices de pobreza e indigencia seguirán siendo el termómetro que nos muestra la realidad de la economía capitalista.