Llegamos a la mitad del 2021, un año y medio desde que comenzó esta pandemia, tenemos que contar en estos días más de 100.000 muertes en Argentina. Hace poco más de un año, el 21 de junio de 2020, se había llegado al hito de los 1000 fallecimientos en todo el país. En los primeros cinco meses de este año murió, en todo el mundo, más gente de esta enfermedad que en todo el año pasado. El virus necesitaba de tiempo para poder impactar con fuerza globalmente y los diques de contención que hasta ahora habían servido para ralentizar el desarrollo de la enfermedad empezaron a mostrar sus grietas. Las estrategias por fuera de la vacunación son imperfectas y destinadas a ser menos efectivas con el tiempo, claro ejemplo es como las estaciones afectan las oleadas de contagios, no por una problemática intrínseca del virus con los diferentes climas sino porque las personas se reúnen en espacios abiertos o cerrados dependiendo de la temperatura, con lo que se previene o facilita el contagio.
Si bien el presente es bastante más dramático que a esta altura hace un año el panorama hacia adelante es un poco más auspicioso, queda claro que más allá de que todavía existen varios baches a evitar existe una salida en el horizonte. El costo, sin embargo, es irreparable. Lo podemos ver en lo que se llama “exceso de muertes”, esto es el número de muertes que están por encima del promedio esperable para un periodo de tiempo en una población. Es un dato importante ya que estas muertes son “por todas las causas”, es decir que se puede medir con mayor precisión el impacto de la pandemia en otras áreas o analizar el sub-conteo de fallecimientos.
Este tipo de datos tardan en estar disponibles y requieren un proceso aceitado de reporte y digitalización, los primeros a los que pudimos tener acceso en el país fueron los de Córdoba, donde comparando con el período de 2015-2019 hubo un exceso de mortalidad del 8,6%. Pero, si el corte lo hacemos el 11 de marzo de 2020 el numero esta por encima del 12%. Durante el pico que se dio en octubre del año pasado hubo un 94% más de muertes que lo esperado1. En la Pcia. De Buenos Aires por su parte el exceso de mortalidad fue del 12% durante el 2020. Se ve claramente cómo a partir de junio del año pasado la mortalidad fue en aumento por encima de la media hasta terminar el pico en agosto2.
En la Argentina como un todo durante el 2020 hubo un exceso de mortalidad del 10,6%, lo que corresponde a 36.306 muertes en exceso. Durante los primeros meses las muertes por todas las causas estuvieron un 7,9% por debajo de las esperadas hasta que en los últimos seis meses del año las muertes se ubicaron un 25,6% por encima3. Recordemos que en lo que va del 2021 murieron ya más personas a causa de Covid-19 que el año pasado.
Un poco mas arriba y para tomar otros ejemplos vemos la situación lastimosa que atraviesa México donde el exceso de muertes en 2020 y los primeros meses de 2021 exceden las 490.000 personas4, mas del doble del número oficial de muertes adjudicadas al Covid-19 (235.000 en este momento). En el caso de EEUU desde marzo de 2020 hasta febrero de 2021 las muertes fueron un 21% más altas que lo normal. Murieron más de 574.000 personas que en un año normal en ese país.
¿Dónde habrán quedado los personajes que gustaban en nombrar las muertes de otras causas para intentar tapar la realidad?
Vacunas
Pocos días antes de que la Argentina llegue a las 1000 muertes escribíamos en este periódico sobre que significa ser “Inmunes"5 y cuales eran los peligros de pensar en la inmunidad de grupo dando rienda suelta a los contagios como algunos políticos proponían. También mencionábamos que la idea de la inmunidad de grupo esta íntimamente relacionada con la vacunación y que todavía faltaban meses o incluso años para tener una vacuna efectiva.
Seis meses después se colocaría la primer vacuna contra el Covid-19 en el mundo. Al momento de escribir esa nota la evidencia apuntaba a que esto podia ser una realidad, pero todavía estaba en duda cuantos proyectos resultarían exitosos y si la producción podría escalarse a miles de millones de dosis. Al día de hoy se han aplicado mas de 4000 millones de dosis en el mundo.
Paradójicamente el que aparezcan las vacunas llevó a instalar la idea de que todo fue “demasiado rápido”, esta frase se instaló desde grupos y medios, puede sonar como un pensamiento original pero la idea de que un desarrollo sobre el que generalmente se desconoce sea rápido o lento es producto de grupos con agendas determinadas.
Para darle un poco de crédito a la idea quizás seria necesario entender “porque” fue tan rápido este proceso. Las respuestas son simples y seguramente quien lee este periódico ya sin necesidad de mucha mas información tenga una idea bastante acertada de al menos una. Guita. Plata. Capital. Miles de millones de dólares invertidos, cientos de proyectos financiados, muchas inversiones que fueron a perdida y otras donde el riesgo era igual de alto que tuvieron éxito.
Este nivel de financiamiento permitió llevar adelante diferentes ensayos en paralelo y al mismo tiempo que se comience a producir vacunas sabiendo que podían y fueron a perdida si no lograban la efectividad que se buscaba. El capital claro que no es todo, podríamos decir que tuvimos suerte ya que el SARS-CoV-2 es parte de una familia bastante estudiada que anteriormente había provocado enfermedades como el SARS y MERS, por lo que ya existía un cuerpo de conocimientos bastante grande a su alrededor.
La otra parte fundamental fueron las cientos de miles de personas que se presentaron como voluntarias para las diferentes fases de los ensayos clínicos, y claro esta la pandemia en sí misma. Porque los ensayos básicamente son separar a dos grupos de voluntarios, inyectar en uno de estos la vacuna y en el otro un placebo. Para saber si esta vacuna es efectiva es necesario esperar a ver cuantas personas se contagian de cada grupo y como responden a la enfermedad. Al haber una circulación tan grande del virus en los países donde se hicieron los ensayos el proceso para obtener estos resultados fue bastante rápido.
Población Inmune
Como mencionamos en una nota anterior6 la inmunidad de grupo se logra con cierto porcentaje de población inmune a una enfermedad, este porcentaje varia dependiendo de la tasa de reproducción del virus, mientras mas fácil es el contagio mayor el porcentaje necesario. Es importante no confundir población inmune con población vacunada, si bien estos dos conceptos están relacionados no significan lo mismo. Las vacunas tienen un cierto porcentaje de efectividad en prevenir síntomas, a su vez al evitar una mayor carga viral también de bajar la posibilidad de contagiar a otros7. Pero la efectividad en ninguno de estos dos aspectos es perfecta (mucho menos estando en el medio de una pandemia), entonces si entendemos que es necesario tener un 70% de población inmune eso significa que hace falta más de un 70% de población vacunada. Lo más probable es que esto no se logre, al menos no en el mediano plazo.
Hay varios motivos para pensar en esto, uno es la inequidad en el acceso global a las vacunas, los países del primer mundo acapararon un recurso escaso y en muchos casos inaccesible para países pobres. Esto produjo que en muchos lugares la vacunación haya comenzado tarde y con pocas dosis, dando tiempo a que las diferentes variantes del virus aceleren los contagios.
Parece ser que la idea de erradicar la enfermedad quedo descartada, todos entienden que mientras existan regiones donde el virus corra libremente las probabilidades de que existan mutaciones que atenten contra la inmunidad conseguida es una realidad, pero se priorizó lo propio para luego por medio de donaciones intentar tirar un hueso a aquellas regiones que no tienen posibilidades por fuera de esa estrategia.
En EEUU un 58% de la población recibió al menos una dosis, en el Reino Unido un 70,4%, en Canada un 71,7%. Números que están muy por encima de por ejemplo Bolivia con un 24,9%, Peru un 24,1%, México 36%, India 26,3% o Ecuador con un 49,7%. Un poco mejor están Argentina con un 55,1% y Brazil con un 55%, pero la gran diferencia entre estos dos grupos se da en el esquema completo, ahi es marcada la desigualdad en el acceso a las dosis, mientras los porcentajes de las segundas dosis en los países ricos están bastante cercanos a los números mencionados cuando vemos los países del segundo grupo la diferencia es significativa. Casos aparte en Sudamérica son Chile que logro estar por encima del 70% con las segundas dosis solo un poco más abajo y Uruguay con resultados parecidos.
Otro motivo es que incluso en los países que tienen acceso a las vacunas llegan a un techo, si bien este cachetazo de realidad que es el SARS-CoV-2 les mostró a estos países un poco de la realidad que viven los más pobres no parece haber sido suficiente, es dentro de estas poblaciones que siempre tuvieron recursos y acceso a la salud donde mayor entrada tienen las ideas anti-vacunas.
Habría que tener en cuenta, también, el comportamiento humano en la ecuación, en muchos lugares donde los casos bajaron las medidas no farmacológicas para la prevención se abandonaron directamente. La vacunación es importante pero no suficiente. Vamos a tener que seguir “imitando” cierto porcentaje de esa inmunidad de grupo necesaria, cortando las vías de transmisión para alcanzar ese 10% o 20% restante, ahi estaría nuestra capacidad de decidir que hacer en los próximos meses. Mantener ciertas prácticas de distanciamiento físico seguramente sea necesario hasta que los porcentajes aumenten. Sobre todo si tenemos que hablar del esquema completo de la vacunación.
El Futuro
La evolución no tiene ningún propósito, lo único que produce son resultados. Los humanos y todo organismo vivo en este planeta es producto del caos, del error, de pequeñas mutaciones genéticas que a lo largo del tiempo mostraron tener éxito. Aunque los virus no estén técnicamente “vivos” atraviesan el mismo proceso. Al replicarse dentro de nuestro organismo se producen errores, en muchos casos estos son perjudiciales para sí mismos pero en otros les da cierta ventaja. Una vez que esa ventaja es significativa esa variante puede convertirse en predominante.
Podemos entender entonces que la selección natural va a premiar a la variante que sea más contagiosa, pensemos el caso hipotético donde el virus mutara de forma tal que los síntomas apareciesen mucho más rápido y fuesen más agresivos, esa variante no tendría posibilidad de ser dominante ya que las mismas dinámicas sociales con respecto a las personas enfermas evitarían los contagios. Mientras más tiempo tardan en mostrarse los síntomas y mas leves son en los primeros días más fácil contagiar a otras personas, la variante que logre eso es la ganadora.
Una de las variantes que consiguió tener nombre propio es la Delta, al ser más contagiosa su desarrollo entre la población no vacunada (incluyendo a los menores de 18) va a ser más rápido que otras variantes. Esto no quiere decir que las personas vacunadas no se van a ver afectadas, sino que van a presentar síntomas en menor medida. Las escalas de riesgo no cambian, una persona mayor, vacunada, con problemas de salud sigue teniendo un mayor riesgo a los aspectos más crudos de la enfermedad que una persona joven y en buen estado, por mas que no este vacunada.
Nadie sabe que va a pasar, todo indica que esta enfermedad podría convertirse en endémica, con suerte la variante que logre ser predominante en el futuro sea la menos peligrosa, pero mientras existan sectores de personas sin inmunidad el virus va a encontrar un lugar para poder desarrollarse y el azar podría provocar nuevas mutaciones que consigan eludir la inmunidad conseguida. Lo absurdo es como en lugares donde existe el acceso a la vacunación las campañas de desinformación han logrado hacer dudar a personas de elegir vacunarse, no solo por medio de las redes sociales como estamos acostumbrados sino en los medios masivos de comunicación. Se ve claramente como los medios “conservadores”, para no decir de derecha, tanto en EEUU como Europa, han elegido usar las vidas de las personas como moneda de cambio en sus peleas ideológicas, lo que antes era una campaña contra los barbijos ahora lo es contra las vacunas. Por casa no estamos mejor, los titulares alarmantes, las falsedades, las formas de mentir con estadísticas que han llevado adelante los medios argentinos alineados contra el gobierno tienen un costo. A efectos práctico da igual si alguien no se vacuna porque es un anti-vacunas o porque tiene dudas debido a la información que consume, los resultados son los mismos y las decisiones individuales tienen consecuencias colectivas.
Durante el 2020 cuando al hablar con algún cercano le decíamos que con suerte a fines de 2021 o principios de 2022 la cosa iba a estar mas tranquila a algunas personas les parecía mucho tiempo pero era realmente un mensaje cargado de esperanza porque el que vivimos lamentablemente es uno de los “mejores” de los futuros posibles. Si bien esto puede sonar alegre en realidad es bastante triste, que el mejor futuro sea este habla de lo terrible que es el orden social actual, de la cantidad de vidas que son arrebatadas demasiado pronto por los juegos politicos, por la economía, por las reglas de un mundo contra el que no supimos o decidimos no pelear. Lo posible es solo consecuencia de estas superestructuras que limitan lo ideal, lo que realmente podría estar a la altura de las circunstancias, donde la vida plena prime como un valor por encima de las miserias del Estado y el Capital.