El año 2019 quedará en el recuerdo, no importa demasiado como termine. Las muestras de dignidad pueden verse, desde Hong Kong hasta Chile pasando por Irak, a lo largo de muchos lugares con culturas muy distintas. La lucha de las/os que buscan una vida mejor contra los/as que intentan garantizar que todo siga igual toma formas parecidas y siempre brutales, porque el Poder muestra su cara asesina cuando se siente tambalear. Como decía Malatesta, “el esclavo siempre está en un estado de legítima defensa, así que su violencia contra su patrón, contra el opresor, está siempre moralmente justificada”. Visto de este modo (nuestro modo) no es para nada difícil elegir el bando y aceptarlo como es, con todas sus potencialidades y contradicciones, ya que del otro lado están las/os políticos/as y los/as patrones, el Estado y el Capital del color que sean. La cuestión no pasa por ganar o perder (claramente siempre buscamos ganar y en nuestro caso el objetivo es y será el comunismo anárquico), en el momento que el Estado tiene que responder a la rabia, ya se ganó. Se ganó por que se logró vencer la paz social promovida y protegida por la política, y esos momentos pueden abrir caminos hacia mucho más.
La mayoría de los/as muertos/as serán de nuestro lado, como la historia de las distintas luchas lo indica. También serán nuestros los mejores gestos de solidaridad y la voluntad de crear un mundo nuevo sobre las ruinas de este en el que nos toca vivir. Si bien, en este momento, no tiene demasiado sentido hacer sesudos análisis de los acontecimientos, algunas cosas han quedado claras desde los primeros momentos. Por un lado, la respuesta a los motines o rebeliones sigue siendo drástica y las democracias no tienen temblores de pulso a la hora de intentar aplastarlas. Por el otro, la idea de un movimiento que no tiene representaciones claras alarma hasta al politólogo más progre. Por último, sólo queda aprender de la experiencia, para seguir mejorando. Ellos/as aprenden y mejoran sus tácticas, del otro lado es imprescindible que hagamos lo mismo.
A nivel local, todo parece estar tranquilo (comparado con los países vecinos) y muchos/as lo atribuyen al cambio de gobierno y la esperanza de que la cosa mejore aunque sea un poco. El nuevo gobierno y sus referentes, hace meses nos vienen advirtiendo que nuevamente el sacrificio lo tendremos que hacer nosotros/as. Veremos cómo se manejan, pero todo indica que será más de lo mismo. Dólares para pagar la deuda, que vendrán de explotar la tierra hasta que no de más y las centrales sindicales junto a los principales “movimientos sociales” como garantes de la paz social.
En este contexto sacamos el periódico número 11, intentando mantener el ánimo arriba, ya que el ejemplo que nos dan los compañeros/as en Chile y varias partes del mundo, la noticia de algunas excarcelaciones y la solidaridad con algunos perseguidos, casi que nos obliga a no bajar los brazos
Agradecemos a quienes viajaron a la reunión que realizamos en noviembre pasado, y a los que hicieron llegar aportes y críticas. Seguimos pensando esta publicación como una mirada anarquista de la realidad y no como una prensa para anarquistas, pero sin las/os compañeros/as que apoyan y difunden, sería muchísimo más difícil.
A las/os compañeras/os y a los/as que luchan a su lado, nuestro saludo y abrazo.