Para mucha gente, el año arranca en marzo. Y comenzó igual o peor de lo que se esperaba. El desempleo sigue subiendo, los datos de pobreza o indigencia son transmitidos por el gobierno con cara de nada y todo, pero todo, se pone más caro. Es normal conocer a alguien que se queda sin laburo o que ya no puede pagar el alquiler de su vivienda. No hay pronóstico “serio” que indique que la economía mejore en el corto o mediano plazo, sino todo lo contrario. Para colmo de males, es un año electoral y hay que soportar la hipocresía de la política y sus promesas en un juego donde se arman listas y candidatos en base a encuestas de opinión.
Cada vez más familias terminan durmiendo en la calle y los planes del gobierno no llegan ni por asomo a tapar tantos agujeros. Lo social, eso que tanto reivindicamos porque genera empatía y solidaridad, parece desintegrarse cada día más y los recuerdos de las viejas sociedades de resistencia o de socorros mutuos quedan como simples imágenes en blanco y negro.
De nada de lo anterior estamos a salvo. El costo de imprimir estas líneas, los envíos a los compas que lo esperan en las provincias se hace cada día más difícil y se nos fue el 2018 sin poder viajar a charlar por lo menos con algunos/as de ellas/os. El proyecto del periódico cumple formalmente un año y sigue siendo el mismo: tratar de llegar a todo el país con un diario anarquista en papel que trate de ser claro en lo que dice y en como lo dice.
Es poco lo que escribimos “sólo” para los/as compañeras/os, más bien pensamos la publicación como una herramienta que nos permita hablar y entendernos con todo el mundo; y es ahí donde sí pensamos puntualmente en los/as anarquistas. Sin las compas que reciben los paquetes, que leen, discuten y difunden, no tendría mucho sentido seguir imprimiendo. Esperamos también ser una excusa para juntarse donde no hay espacios o grupos, para que al encontrarse, al conocerse o coordinar, se genere algo (sabemos que en parte esto se está logrando). Cada encomienda que sale, cada mail que llega, o cuando algún compa nos cuenta que vio el periódico en tal o cual provincia, (tal o cual país) nos reafirma. Hay un sentido de pertenencia que nos excede, que de todas formas ayuda y empuja y que esperamos en algún momento también anime a otros a enviar notas o escritos (que difícilmente salgan en papel por la dinámica que tenemos al discutir cada nota), para lo cual contamos con el sitio WEB.
Nunca la tuvimos fácil, ni siquiera cuando contábamos con organizaciones de miles de compañeros. Hoy tenemos compas en cana, pocos locales, una economía reducida y somos parte de una sociedad que cada día cae más en el sálvese quien pueda. Aun así seguimos creyendo en nosotros/as, en las/os compañeras/os y en mucha gente que ve necesario y posible cambiarlo todo. Posible no es fácil. Pero hay convicciones, maneras de ser y actuar, principios que no se pudieron doblegar ni con la cana ni con la política. Eso nos hace fuertes, y nos permite mantenernos en el camino, y como viene la mano, eso ya es mucho. Habrá que seguir revisando el pasado y ver que herramientas sirven hoy, cuales hacen falta y como crearlas. Trabajo que de no ser colectivo difícilmente tenga buen resultado. Esa es la apuesta.