Quizás algunos/as recuerden todavía las imágenes1 que llegaban de China a principios del 2019, cuando se reportaba el “sacrificio” de miles de cerdos, que luego serían millones. El “sacrificio” en muchos casos consistía en pozos gigantes donde se empujaba a los animales para ser enterrados y quemados vivos2.
Esto era producto del desesperado intento de frenar una epidemia de Peste Porcina Africana (PPA). El primer brote se reportó en Shenyang, provincia de Liaoning, en los primeros días de agosto de 20183, solo un año después la población total de cerdos en China había caído cerca de un 40%.
Antes de esta epidemia más de la mitad de la población total de cerdos se encontraba en ese país, es así que en poco más de un año esta enfermedad había terminado con cerca de un cuarto de la población mundial. No existe un tratamiento ni una vacuna, la única recomendación a seguir es la “la matanza humanitaria de los animales”4. En menos de un año las pérdidas económicas de China alcanzaban los 141 mil millones de dólares5.
Con menos de la mitad de los cerdos que consumían y con los precios en aumento el gobierno Chino respondió buscando que los productores aumenten el peso promedio de los cerdos al momento de matarlos pasando de los 110 kg a los 140 kg y de esta forma intentar cubrir parte de la demanda y bajar los precios6. Pero sólo esa medida no iba a poder solventar el déficit de 20 millones de toneladas de carne de cerdo que tenia por delante.
Los Muchachos
Ni lentos ni perezosos los/as empresarios/as y políticos/as argentinos comenzaron a trabajar para conseguir la aprobación china para varios frigoríficos e incluso el visto bueno al Senasa para que pueda aprobar más instalaciones7. Rápidamente Luis Miguel Etchevehere (ex secretario de Agroindustria y ex presidente de la SRA) viajó a China para comenzar a jugar el juego de los negocios y la política.
Pero no era solo la oportunidad lo que veían estos muchachos, sino que existía un miedo latente de fondo. Primero, por la caída del precio de la soja a nivel internacional fruto de esta epidemia que avanzaba en Asia y luego por la posible baja en el volumen de exportaciones ya que el principal importador de soja argentina (en poroto y harina) es China. El grueso de esta soja se utiliza como parte del alimento que se les da a los cerdos.
La cuentita que se empezó a hacer durante el macrismo y se continuó durante el albertismo es bastante simple, convertir las toneladas de soja y maíz en toneladas de carne. La idea es poder “convertir” esas exportaciones que terminan siendo comida para los cerdos chinos en carnes congeladas y así superar con creces el valor de la exportación de granos y harinas.
Argentina no es un país conocido por su producción de cerdos, esta representa solo el 0,5% de la producción mundial, para poner en perspectiva en el año 2019 había 5.128.954 cerdos8 contra 54.460.799 de vacas9 en el país, pero la producción de carne de cerdo viene en crecimiento desde el año 2005, pasando de unas 160 mil toneladas anuales a las 629 mil toneladas producidas en el año 201910. Esto tiene que ver con un crecimiento en el consumo interno, que históricamente promediaba 8/9 kg por persona por año, con solo 1 kg de “fresco” (no chacinados ni embutidos, etc). En el año 2019 el consumo per cápita fue de 17,1 kg con un 70% del consumo “fresco”. Este dato es muy importante ya que por cada kilo de “fresco” per cápita que aumenta se tienen que incorporar 30.000 cerdas cómo madres. Se estima que en diez años se podría tocar el techo del consumo interno llegando a los 25 kg por persona.
Este crecimiento se da mientras baja el consumo de carne vacuna, que pasó de cerca de 70 kg por persona en los años 90 a 49,6 kg en el 2019 (el más bajo en cien años). Esto no significa que el consumo de carne como un todo bajó sino que se remplazó. Al igual que el cerdo, el consumo de pollo está en aumento, pasó de los 25 kg por persona en 1992 a 45,8 kg en 201911. Si hacemos las cuentas, incluso con el crecimiento poblacional, en Argentina se come más carne que hace 30 años.
Es necesario conocer estos datos para entender cuáles son las negociaciones que se llevarían adelante con China y el porqué no es una propuesta exclusiva para la Argentina ya que no es un gran exportador de carne de cerdo. Sin embargo en concordancia con el consumo interno el volumen exportable viene creciendo de forma sostenida. Solo en los primeros seis meses de 2020 (y en el medio de una pandemia global) las exportaciones de carne de cerdo aumentaron un 55%. Se enviaron al exterior 17.856 toneladas, mucho más que las 11.700 toneladas de todo el año pasado12.
Memorandum
Lo que hay hasta el momento es simplemente la propuesta de un memorandum de entendimiento, es decir nada más que política, voluntades y apretones de manos. Claro que este memorandum no es público y la información disponible es poca y sobretodo confusa. El primer esbozo de un plan que pueda surgir de este dialogo apareció publicado en el sitio web de Biogénesis Bagó13 el 8 de enero de este año. El comunicado hablaba de 100.000 puestos de trabajo y pasar de tener unos 6 millones de cerdos a 100 millones en 5 a 8 años, cosa que parece imposible. No dan los números, no es soplar y que aparezcan animales.
Aunque meses más tarde en un comunicado de Cancillería transmitían una idea parecida en cuanto a la cantidad de cerdos ya que hablaban de “producir 9 millones de toneladas de carne”14. Días después se rectificaron con la excusa de que alguien puso un cero de más, pero ya en las redes sociales se hablaba de la fábrica de pandemias y del patio trasero de China, con lo que ese cero le costó políticamente al gobierno (por lo menos en la virtualidad).
A esta altura todo es en potencial y la información la comunican a cuenta gotas pero básicamente este memorandum lo que permitiría es que los privados (productores y empresarios) de ambos países negocien proyectos en los que poder invertir.
Lo que busca el gobierno es lograr una inversión de 3.500 millones de dólares para poner en funcionamiento un plan que permita duplicar los valores actuales y llevar a la Argentina a tener el 1% de la producción mundial. Es decir pasar de las 300.000 madres que hay actualmente a unas 640.000 en los próximos cuatro años. Esto es solo contando la producción intensiva, existen otras 600.000 madres actualmente en lo que se conoce como transpatio (pequeños productores o pequeña escala). Para lograr esto el gobierno propondría instalar 25 megagranjas con 12 a 15 mil madres cada una y de esta forma poder producir 900.000 toneladas de carne que se sumarían a las cerca de 700.000 que se producen actualmente.
Lógicamente este acuerdo es, por ahora, sólo una posibilidad y hay varios países que seguramente estén interesados en llevar adelante propuestas similares como Paraguay15, Perú16 e incluso Chile17. Sumado a el crecimiento en las exportaciones de Brasil18 que produce 4,2 millones de toneladas anuales y busca aumentar su mercado en China.
Este memorandum propone también la cooperación en tecnologías de producción de carne porcina y la cooperación en sanidad y bienestar animal. En base a esto el gobierno busca instalar un modelo de granja que pueda ser replicado en cualquier lugar del territorio, este es similar a algunos que existen hoy en día. Básicamente necesita estar cerca de cultivos de maíz y soja (para minimizar costos de flete), tener una planta procesadora de alimentos, un frigorífico exportador integrado y biodigestores (sin laguna de efluentes).
Usando esta base pueden prometer lo que sea ya que son todas suposiciones, hablan de generar 9500 empleos directos y contemplando que en el sector agropecuario hay una media nacional de 3,5 empleos indirectos por cada directo, esperan generar más de 40.000 puestos de trabajo. Hablan del desarrollo de un campo sustentable y de “ganadería regenerativa”, del cuidado del ambiente y promesas varias que seguramente se contemplen en el proyecto de “Vaca Viva”.
El motor detrás de incluir los biodigestores para los efluentes (agua, orina, materia fecal) no es meramente por una cuestión “ecológica”, sino que tiene que ver con hacer más atractivas las exportaciones a futuros países (donde esta sea una exigencia para la importación) y poder promover otras áreas de negocio. Por un lado está la producción de fertilizante orgánico que podría ser una ayuda al crecimiento de las exportaciones de cultivos orgánicos ya que sólo con los cerdos que existen hoy en día se lograrían abonar unas 740.000 hectáreas con los efluentes (tratados) de un día (cada cerdo produce 10 litros por día). Por el otro está la generación de energía renovable (biogas), tanto para hacer las granjas autosuficientes (en conjunto con paneles solares) como para volver a inyectar a la red eléctrica (varios proyectos impulsados por los planes RenovAr usan esta estrategia). Existen ejemplos de ambas prácticas, con lo cual no es una novedad sino una expansión de un modelo que parece funcionarles19 20.
Sacrificio
Hasta acá es lo que sabemos de este acuerdo, presentado con el mayor desapego posible para poder poner en debate algunas cuestiones. Seguramente el lenguaje debería ponerse en discusión cuando hablamos de estos temas, hablamos de sacrificio, de toneladas de carne, de producción, incluso la palabra madres pierde su sentido en este contexto cuando la entendemos como un eslabón más en la cadena fabril. Los números también son interesantes porque siempre cuentan una historia, pero la ausencia de ciertos números también lo hace.
Cada madre tiene entre 2 y 3 partos al año con un promedio de 10 lechones. Se encuentran en un área llamada gestación hasta una semana antes del parto cuando van a la maternidad, donde sin poder moverse más que para ponerse de pie para comer pasan 21 días con sus lechones (6 kg), pasan a la sala de destete y la madre vuelve a su lugar en la fábrica (gestación), luego de seis semanas (30 kg) se lleva a los lechones a engorde durante 150/180 días (100 kg). Luego los matan.
Por medio de este proceso cada madre puede generar con sus lechones (¿hijos?) unos 2500 kg de carne al año. Como dijimos, la industria está creciendo y tratando de alcanzar estándares de este tipo. Cuando el gobierno plantea producir 900 mil toneladas más de carne al año lo que dice es que cada una de las nuevas 340.000 madres tendría que tener al menos 25 lechones anualmente y cada uno de esos casi 9.000.000 (nueve millones) de cerdos debería llegar a los 100 kg de peso antes de “la faena”. Eventualmente la madre va a ser remplazada, probablemente por una de sus crías que tuvo la mala suerte de llegar a vivir una vida más larga que sus hermanos.
Ese 1% de producción mundial al que se quiere llegar representa la vida y la muerte de más de 15 millones de cerdos al año. Este 1% puede equivaler a 150 millones de litros de efluentes por día y tomando en cuenta que desde el destete hasta la venta cada cerdo consume 232 kg de alimentos21 serían más de tres millones de toneladas al año, estos datos también deberían llevarnos a pensar cual es el impacto que tiene la producción de carne sobre el ambiente.
Un punto gris pálido
La tierra disponible para la agricultura y la ganadería, en conjunto con el agua que ambas requieren son recursos finitos que están en constante presión por el crecimiento poblacional. El modelo actual conlleva un desperdicio de agua, tierra y energía. Actualmente el 26% de la superficie habitable de nuestro planeta es de uso agrícola ganadero, la cría de ganado ocupa un 70% de esa superficie. Pero no solo eso sino que del resto de la superficie cultivable un 33% es destinado como forraje para su alimentación22. Todo esto para para suministrar el 18% de las calorías a nivel global y solo el 27% de las proteínas.
Debido al crecimiento en la población y al aumento del poder adquisitivo en ciertas regiones el consumo y la producción de carne vienen creciendo sostenidamente, teniendo una baja por primera vez en 20 años en el 2019 debido a la crisis en la producción porcina23. En el año 1950 se producían 44 millones de toneladas de carne, hoy se producen más de 330 millones24 y se estima que para el año 2050 este número llegue cerca de las 500 millones25.
Si bien somos más del doble de personas que hace 70 años el consumo per cápita se triplico. A veces se tiende a pensar que porque la industria de la alimentación basada en plantas está en auge (se pronostica que alcance un mercado de 31 mil millones de dólares en los próximos seis años26) y cada vez mayor cantidad de consumidores elige quitar la carne de su dieta (ya sea por una cuestión ambiental, de salud o ética) esto se podría traducir en una baja en el consumo de carne, pero esto no es así. En términos globales lo que puede darse es un reordenamiento en los patrones de consumo, por ejemplo en los países con menor poder adquisitivo el consumo de carne es menor, y cuando este crece de la misma forma lo hace la alimentación basada en animales.
Como cabe esperar este aumento requiere incrementar los cereales necesarios para poder alimentar estos animales, en los próximos 30 años deberían pasar de las 2 mil millones de toneladas actuales a 3 mil millones27. De esta forma la conversión de proteína de origen vegetal en una menor cantidad de proteína de origen animal va a requerir no solo simplemente una mayor eficiencia en los cultivos (en suelos que ya se encuentran en deterioro por las prácticas intensivas) sino, sobre todo, el continuo avance de la frontera agrícola sobre los bosques con el impacto que esto tiene en los habitats, la biodiversidad, las condiciones del suelo, etc.
Entonces tenemos un futuro próximo donde todo indica que la presión sobre los suelos y el agua va a seguir en aumento, al mismo tiempo que el cambio climático se intensifica y lo mismo sus efectos negativos sobre la tierra cultivada. Todo esto en un escenario económico y político post-pandemia. Cabe aclarar que si bien es necesario recordar que más del 70% de las enfermedades infecciosas que emergieron en los humanos desde el año 1940 puede ser rastreada hasta los animales, esto no necesariamente quiere decir que la Argentina se podría convertir en una fábrica de pandemias por el hecho de duplicar su producción o que por mucho romanticismo haya con el “pequeño productor” los virus de forma solidaria decidiesen no mutar en sus instalaciones.
#SomosMiles
Es cierto que existe un mayor riesgo en escalar la cantidad de animales y encerrarlos en sistemas intensivos, debido a la baja diversidad genética, a las condiciones de estrés, al posible uso de antibióticos como profilaxis, etc. Pero este argumento parece usarse más como una cosa marquetinera y tiene el problema de convertirse en un simple reclamo de mayores controles. Si la presión contra este acuerdo fuese lo suficientemente grande como para importunar al gobierno, este bien podría definir mejores y mayores regulaciones e incluso convocar a “ambientalistas” para que se sientan parte de estos procesos28. El Estado es muy hábil en recuperar conflictos, sobre todo cuando los/as actores buscan alejar el foco del problema a otros que sean más vendibles como el miedo a la pandemia.
El mayor productor de Europa, Alemania, generó una producción de 5,5 millones de toneladas de carne el año pasado (55 millones de cerdos)29, este país es apenas un poco más grande que la provincia de Buenos Aires y viven 83 millones de personas. Seguramente el gobierno podría tomar referencias de varios países como este e intentar evitar ser una fábrica de pandemias o por lo menos lograr anular ese reclamo. La realidad es que seguramente no se vea obligado a llegar a eso.
Vivimos un momento particular donde la política se potencia por medio de las redes sociales, se confunden las tendencias en Twitter con las opiniones de alguna mayoría ficticia. El activismo ciudadano busca entenderse como partícipe necesario de las discusiones democráticas, y en estos términos parece darse parte del rechazo al posible acuerdo con China. Se festeja el hecho de hacer twitazos o la cantidad de firmas en un sitio cuyo modelo de negocios se basa en atraer ese tipo de activismo.
Existe dentro del ciudadanismo una relación simbiótica con la política, éste funciona como un semillero de políticos y frentes de diversos colores pero también permite oxigenar a ciertos/as personajes que entienden las palabras y los gestos necesarios para ganar adherentes en este, ya sea por medio de un retuit o unas palabras de aliento en las calles. Dentro de una democracia los mecanismos de respuesta ciudadana parecen ser parte de un relato de ficción donde un conjunto de personas con acceso a internet se arroga el mote de “pueblo” e intenta convencer a la política que si acceden a sus demandas podrían obtener su voto. De esta forma dentro de sus cámaras de eco proponen que “no se firma nada sin consultar al pueblo”, validando a la charlatanería democrática a decidir sobre el futuro de los valles, las montañas y los ríos. Una voluntad ficticia de un pueblo que suena ajeno.
“El Papa les dijo ‘salgan y hagan lio’, lo que les estaba diciendo es no se conformen con esto, porque esto no es justo.” Alberto Fernandez.
Esa idea tan difundida que un grupo por ser ruidoso es la voluntad popular no solo no es real, es problemática. Todo grupo parece hacer uso de esa muletilla, se vio con la reforma judicial y la expropiación de Vicentin o mucho antes con las protestas contra la reforma previsional. Cada grupo se asume como pueblo y dice hablar por la mayoría que “se cansó”, que “no quiere” o “no acepta”, parecen olvidar que en la tierra hay muchos lugares y muchas personas. Sobre todo parecen no entender que no somos una masa uniforme con los mismos deseos o necesidades.
El problema de esto radica en la intención de ser o, mejor dicho, parecer muchos/as. De esta forma se acomoda el discurso para que sea atractivo, que pueda sintetizarse en un hashtag memorable, que genere un poco de culpa o miedo si es posible, en definitiva la necesidad de la práctica política. Porque seguramente muchas personas estén de acuerdo en usar cualquier medio para sus fines, es así que influencers, periodistas y vendedores de ideologías varias buscan recetar sus verdades y eligen las palabras de moda como “soluciones”. Al mejor estilo de propuestas de campaña.
En algún momento la bala de plata fue lo orgánico, donde hoy 3,4 millones de las 3,7 millones de hectáreas para este sistema son ocupadas por la ganadería30 y tiene una ley que prolonga el sufrimiento bajo la idea de tratar animales enfermos con “técnicas” de la homeopatía, la ayurveda y la biodinámica31.
Hoy dicen que “la agroecología es el camino” y que la solución es la transición hacia un modelo agroecológico. En vez de 25 megagranjas poner 2000 pequeños emprendimientos y con eso parece que estamos salvados. La agroecología no es la solución a todos los problemas, sino solo un modelo sobre el cual entender ciertas prácticas agrícolas y su impacto en el medio social. En Argentina hay experiencias de muchos años, tiene el aval de la FAO, del INTA e incluso de empresarios. También de Cabandié, pero ese seguro apoya cualquier cosa que le aparezca en Facebook.
Sapiens
Con esto no queremos decir que el sistema de explotación que se use no pueda aliviar ciertos aspectos del sufrimiento al que sometemos a los animales al entenderlos como productos, seguramente si un animal pudiese elegir entre poder vivir su corta vida en un ámbito de mayor libertad y sociabilidad, aun entendiendo que su vida transcurre en el encierro y que lo espera la muerte, lo más probable es que decida la opción que lleve al menor sufrimiento.
Porque en última instancia decidir cambiar un sistema de producción por otro es decidir mantener el status quo donde nuestra dieta se basa en la matanza de otras especies y en un sistema productivo ineficiente en términos energéticos, que requiere grandes extensiones de tierra, necesita cantidades gigantes de agua y es uno de los mayores generadores de gases de efecto invernadero. Los parches en los sistemas de explotación pueden alivianar uno de estos aspectos pero potenciar otros. No hay soluciones mágicas dentro de un sistema que funciona mediante el lucro.
Pensar la realidad en términos de impacto positivo es complejo, sobre todo cuando hablamos de cantidades que superan lo que podemos imaginar. De todas formas puede ser útil notar que si bien el consumo de animales sigue en ascenso globalmente, se estabilizó en Europa y América del Norte, e incluso muestra una pequeña baja32. Los cambios de determinados paradigmas fruto de la discusión y la confrontación conforman subculturas que ponen en discusión el papel de cada individuo en el sistema de la alimentación basada en animales. Porque por fuera del Twitter y el Instagram hay grupos que siguen saliendo a la calle sin importar el número de animales que se destinen a la matanza, sin necesidad de usar la pandemia como artilugio, lo hacen para cuestionar hábitos que venimos arrastrando hace miles de años. Para poner de manifiesto ya sea desde el discurso, el sabotaje o la destrucción un mundo que para miles de millones de animales es una pesadilla.
Hay gente que tiene la capacidad de poder elegir sus alimentos y puede decidir no implicarse en actividades que impliquen la explotación de otros animales, seguramente parezca mínimo el impacto que pueda tener la decisión de un individuo pero eso no le quita validez. Entendemos qué buscar discursos que hablen el idioma de la política parece preferible, y quizás convencer a otras personas con argumentos más digeribles, exagerados o falsos logre ciertos resultados que puedan parecer favorables, eso es la política. Donde nada realmente cambia de raíz.
“Sentimos la necesidad de aclarar que lo que criticamos es la ideología ciudadanista y no al militante ciudadanista. Con él podemos discutir, entendernos y en algunas oportunidades ponernos de acuerdo. Tampoco vamos a negar que parte de los logros que se obtienen, nos benefician también a nosotros. Simplemente queremos hacer un análisis y tratar de mostrar que no hay radicalidad en el movimiento ciudadanista y que, por lo menos para nosotros, la idea de la Revolución Social sigue estando vigente. Hay gente que sinceramente quiere cambiar el mundo logrando modificaciones en la legislación, y otros que tenemos la necesidad de ir por todo. Nada más.” Ciudadano Demasiado Ciudadano, Ed. Tutía.
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https://www.kinderworld.org/videos/meat-industry/burning-pigs-alive-china/
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https://graphics.reuters.com/CHINA-SWINEFEVER-FARMERS/010090DR0KM/index.html
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https://www.oie.int/es/sanidad-animal-en-el-mundo/enfermedades-de-los-animales/african-swine-fever/
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https://intainforma.inta.gob.ar/consumo-interno-la-carne-aviar-se-equipara-con-la-bovina/
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https://www.argentina.gob.ar/noticias/record-de-exportaciones-de-carne-de-cerdo
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https://www.beefpoint.com.br/china-importara-um-brasil-de-carne-de-porco-em-2020/
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https://www.porcicultura.com/destacado/La-incomprendida-conversi%C3%B3n-alimenticia
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https://www.researchandmarkets.com/reports/4989525/vegan-food-market-by-product-type-and
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https://german-meat.org/fleisch-aus-deutschland-gb/pork.html
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http://www.mapo.org.ar/web2017/wp-content/uploads/2020/06/Res-SENASA-374.pdf
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https://www.weforum.org/agenda/2019/02/chart-of-the-day-this-is-how-many-animals-we-eat-each-year/