En cuestión de horas el circo democrático entra en ebullición. Después de semanas donde “unos” y “otros” intentaron hasta el hartazgo ver quien era el “menos malo”, la farsa electoral toma con exclusividad preponderancia social y mediática. Como si después del 14 de noviembre, y vaya a saber por designio de que fuerza oculta, el Congreso (en este caso hablamos de elecciones de medio tiempo) dependiendo de la voluntad del “pueblo soberano” (ese que nunca se equivoca) se transforma en “la fuerza nacional y popular que todo lo puede” o, por el contrario, la derecha, cual Leviatán, nos sumerge en las tinieblas....