Un pequeño grupo de jueces federales, un ministro del gobierno de la ciudad, directivos del grupo mediático mas importante del país, y algún tipejo de los servicios de inteligencia. La juntada se hace en Lago escondido, lugar simbólico para ambos lados de la grieta. Como en esta oportunidad resulta conveniente para algún otro grupito de poder, se decide hacerlo público. El presidente argentino hace una cadena nacional para hablar del tema y presionar a sectores de la prensa a que hablen del tema. Parece ser que no importa que los chats, los informes de los vuelos, se obtengan de manera ilegal, la coyuntura del frente de gobierno y la sentencia sobre la vice presidenta, habilitan su uso. Además, es una buena manera de despegarse del hecho de que cuando sale el tema a la luz, uno de los participantes de la juntada en el lago, haya llamado a un miembro del gabinete nacional y con eso, se garantice por unos días un blindaje informativo en los grandes medios (tanto de los que responden al gobierno como a los de la oposición). Indignante.
Un pequeño grupo de funcionarios, algún empresario de la obra pública y la actual vicepresidenta son juzgados y condenados por administración fraudulenta. Todo transcurrió en la provincia de Santa Cruz, lugar simbólico para ambos lugares de la grieta. En algún momento la ex presidenta debía ser condenada. Algo de 80 mil millones de pesos calcula el poder judicial que se robaron. No importa en que causa, tenía muchas. Parece ser que no importa que, en algunos casos, las denuncias provenían de espionaje ilegal, pruebas amañadas o fiscales dignos de un stand up de la calle corrientes. Tampoco tuvo demasiado peso ver que alguno de los funcionarios implicados tenía más relación con empresarios vinculados al frente opositor que a los implicados y condenados. Indignante.
Llegar a diciembre indignado, o con algún tipo de malestar, ya parece ser parte del ser argentino. Lo bueno es que hay una indignación para cada necesidad. Uno puede indignarse con el macrismo y su vinculo con el “lawfare”. Puede indignarse con el kichnerismo y su vinculo con la corrupción, o este último tiempo puede indignarse con “la casta” y decir son todos iguales. Todas las opciones, tiene su cuota de verdad. De ahí que las pruebas, o los métodos pasen a segundo plano. No se necesitan evidencias. Ni siquiera cuando resultan obscenas son tan importantes, ya que cualquiera que desconfié de políticos o empresarios, acertara en algún momento.
El poder Judicial, el legislativo, el ejecutivo, el mediático o el empresario, no son tan distintos.
La lucha para llegar y permanecer en esos ámbitos, implican necesariamente recurrir a métodos obscuros. Lo contrario significaría no “llegar” o permanecer muy poco tiempo en el ejercicio de Poder. No es un tema de personas. Ni siquiera los conceptos totalitarios de raza superior o del Hombre nuevo resolvieron la cuestión. El Estado/Capital funciona así. Para nosotros el problema es el poder en si mismo y no la persona que ocupe el lugar.